El pasado fin de semana
una amiga me insistió para que le acompañara a la inauguración de un nuevo
local de copas. Y como no sé decir que no a una buena amiga... además, nunca
viene mal conocer sitios y, porqué no, gente nueva! Nada más colgar me puse manos
a la obra. Ducha y mascarilla para el pelo, depilado de luxe, manicura y ¿qué me pongo?
Empecé con el vestido
negro, un clásico con el que siempre aciertas si te subes a unos buenos
tacones, seguí con mi camisa de cuadros recién comprada. Me la probé con
vaqueros, con el pantalón de cuero y hasta con unos leggins. Finalmente,
terminé decidiéndome por un vestido de estilo naif que heredé de mi madre cuando tenía 20 años. Lo que me
ocurre con este vestido es que cada vez que me lo pongo me enamoro de mí misma...
y no soy la única!
Moda no es sólo seguir
los dictados de las marcas cuyo nombre está escrito con letras de oro en las
pasarelas más fashion del
mundo. Moda es elegir la ropa que habla de ti misma, de tus gustos y tus
inquietudes, de tus encantos y tus desvelos.